La
ballena franca austral es una especie económicamente importante en
Argentina ya que atrae más de 40.000 turistas por año en Península
Valdés. A nivel nacional, esta ballena fue declarada "monumento natural"
(ley 23094 de 1984) por el Congreso Nacional argentino, pero esta
categoría solamente es valida en aguas territoriales y no en aguas
internacionales ni aguas bajo la jurisdicción de la provincia local.
A
nivel provincial, el gobierno de la provincia de Chubut declaro al golfo
San José (norte de Península Valdés) como “parque marino provincial”
(ley 1238 de 1974) para proteger una de las áreas reproductivas mas
importantes de esta especie a nivel mundial. Esta ley fue modificada por
el decreto 1713 en 1979 cambiando la categoría del parque provincial a
“zona de uso múltiple”.
El
avistaje comercial de esta especie se realiza en la Península Valdés
provincia de Chubut y el manejo de este recurso esta regulado a nivel
provincial.
Las
ballenas francas fueron cazadas comercialmente durante muchísimos años.
Estas ballenas, junto con la ballena de groenlandia y la ballena franca
pigmea, fueron las primeras especies de ballenas protegidas
internacionalmente en 1931 y cuya protección actual esta a cargo de la
Comisión Ballenera Internacional desde su creación en el año 1946. En
1999 UNESCO incluyo a la Península de Valdés en su lista de lugares
considerados “Patrimonio Natural de La Humanidad”, debido entre otras
cosas, a la importancia de esta zona en la reproducción de la ballena
franca austral.
Anterior a su protección en el año 1931, esta especie estuvo
cercana a la extinción. Actualmente esta población se encuentra en plena
recuperación y aun es considerada como una especie “vulnerable” por el
IUCN (World Conservation Union). CITES (Convención sobre el Comercio
Internacional de Especies Amenazadas de Fauna y Flora Silvestres) la
ubica en el Apéndice I y el Libro Rojo de Argentina (SAREM, Sociedad
Argentina para el Estudio de los Mamíferos) la considera como una
especie “vulnerable”.
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